VALLE EDÉN

VALLE EDÉN

martes, 28 de mayo de 2013

Australia, el país más feliz según la OCDE
Barriga llena, corazón contento
28.05.2013

Australia se coronó por tercer año consecutivo como la nación más feliz del mundo, tras sortear de nuevo el impacto de la crisis financiera internacional. Así figura en el Índice para una Mejor Vida, realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico con datos de 34 países.

Este título se lo otorgó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que en su último estudio comparó la situación en 34 países, y concluyó que la calidad de vida en Australia es mejor que la que se disfruta en Suecia, Canadá, Noruega, Suiza, EEUU, Dinamarca, Países Bajos, Islandia y Reino Unido.
"En general, los australianos están más satisfechos con sus vidas que la media de los países de la OCDE", según el índice de calidad de vida del organismo internacional.
Este estudio sobre el estado de bienestar resalta que un 84 por ciento de la población australiana dice que a diario tiene mayor número de experiencias positivas que negativas.
La popular imagen de los aficionados al surf saliendo del agua cristalina o el ambiente informal de las barbacoas en los jardines o el casi eterno sol, no fueron elementos claves para el análisis de la OCDE diera este resultado a favor de Australia.
El organismo internacional valoró factores como el de la renta per cápita, empleo, vivienda, seguridad, educación, medioambiente, salud, comunidad, equilibrio entre el trabajo y la vida familiar, datos de la participación cívica de Naciones Unidas, gobierno y otras instituciones.
Con una tasa de desempleo de un 5,5%, Australia ha sorteado la recesión durante dos décadas y su economía ha resistido el embate de la crisis financiera internacional, gracias en gran parte a la fortaleza de la industria minera, que ahora no pasa por su mejor momento debido a la fuerte apreciación del dólar australiano.
Los hogares australianos tienen una renta disponible neta anual de unos 28.884 dólares (22.401 euros).
En comparación, en Chile la renta disponible que le sirve para consumo u ahorro es de unos 11.039 dólares (8.561 euros), en México 12.732 de dólares (9.874 euros) y en España de 22.847 dólares (17.719 euros), de acuerdo al informe de la OCDE.
Un australiano gana al año un promedio de 43.908 dólares (33.950), una cantidad que se sitúa por encima de la de 34.466 dólares (26.730 euros) de los países industrializados, y además los ciudadanos de esta nación oceánica tienen mayores probabilidades de encontrar un empleo que les satisface.
El 73 por ciento de la población australiana de entre 15 y 64 años tiene un trabajo remunerado, mientras que en España es el 58 por ciento, en México y Chile el 60 por ciento y en Brasil el 68 por ciento, según indica el citado informe.
Los australianos trabajan un promedio de 1.693 horas al año (alrededor de 32 horas a la semana), frente a las 1.702 y 1.787 horas anuales que faenan, respectivamente, los canadienses y los estadounidenses.
Pero la OCDE apunta que la brecha que el 20% del población de Australia con mayores ingreso gana seis veces más que el 20% del segmento demográfico más pobre del país, un imán que atrae a miles de inmigrantes indocumentados cada año y a una gran cantidad de jóvenes europeos que escapan de la crisis.
Los australianos también tienen una expectativa de vida al nacer de 82 años, igual a la de España, y un 85% dice tener "buena salud", aunque el precio de la comodidad también le ha pasado factura porque la OCDE ha notado que la tasa de obesidad es muy alta en Australia y ha aumentado con mayor rapidez en las últimas dos décadas.
El 24,6 por ciento de los 23 millones de habitantes de Australia son obesos, porcentaje superior al que se da en la mayoría de países de la OCEDE, que es del 17,8 por ciento.
Agencia EFE


martes, 23 de abril de 2013

Otro mundo posible
Insostenibilidad de los agrotóxicos
Escrito por: Frei Betto  -
                     Fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación.


El Brasil es el campeón mundial en el empleo de agrotóxicos en el cultivo de alimentos. Nuestro país consume cerca del 20% de los pesticidas fabricados en el mundo: mil millones de litros por año (¡5.2 litros por cada brasileño!).
Y al récord cuantitativo se le añade el drama de que aquí se autoriza el uso  de las substancias más peligrosas, prohibidas ya en la mayor parte del mundo porque causan daños sociales, económicos y ambientales.
Los estudios científicos comprueban el impacto de esas substancias en la vida de los trabajadores rurales, de los consumidores y demás seres vivos, revelando cómo desarrollan enfermedades tales como cáncer, trastornos neurológicos y malformación fetal, entre otras. Por ejemplo aumenta la incidencia de cáncer en los niños. Según la oncóloga  Silvia Brandalise, directora del Centro Infantil Boldrini, de Campinas (SP), los pesticidas alteran el DNA y causan carcinogénesis.
El poder de las transnacionales que produce agrotóxicos (una docena de ellas controlan el 90 % de todo lo producido en el mundo) permite que el sector garantice la autorización de dichos productos dañinos en los países menos desarrollados, a pesar de haber sido prohibidos en sus países de origen.
Las investigaciones para que las autoridades den el permiso analizan solamente los efectos de cada pesticida aisladamente. Pero no hay estudios que verifiquen la combinación de esos venenos que se mezclan en el ambiente y en nuestros organismos a lo largo de los años.
Es insostenible la afirmación de que la producción de alimentos, basada en el uso de agrotóxicos, es más barata. Al contrario, los costos sociales y ambientales son incalculables. Sólo en tratamientos de salud se estima que, por cada dólar gastado en la adquisición de pesticidas, se gasta 1.28 dólares en cuidados médicos necesarios. Cuenta que pagamos entre todos.
El modelo monocultivador, basado en grandes propiedades y utilización de agroquímicos, ni resolvió ni va a resolver la cuestión del hambre mundial (872 millones de desnutridos, según la FAO).
Dicho sistema se perpetúa con la expansión de las fronteras de cultivo, pues ignora la importancia de la biodiversidad para el equilibrio del suelo y del clima, haciendo que las áreas utilizadas se degraden con el transcurso del tiempo. Y crece porque se siguen incorporando nuevas áreas, aumentando la destrucción ambiental y el éxodo rural.
En un planeta finito, asolado por crecientes desequilibrios, la tierra fértil y saludable es cada vez más preciosa para garantizar la sobrevivencia de tantos millones de personas.
Por desgracia no hay término medio en este sector. Es imposible garantizar la calidad, la seguridad y el volumen de la producción de alimentos dentro de ese modelo degradante. No hay cómo incentivar el uso correcto de pesticidas. Eso no es viable en un país tropical como el Brasil, en que el calor hace que las ropas y equipamientos de seguridad, necesarios para las aplicaciones, se conviertan en una tortura para los trabajadores.
Hay que buscar una solución en la transición agroecológica, o sea en el cambio gradual y creciente del sistema actual a un nuevo modelo basado en el cultivo orgánico, manteniendo el equilibrio del suelo y la biodiversidad, y redistribuyendo la tierra en parcelas menores.
Eso facilita la rotación y el consorcio de culturas, el combate natural a las plagas y el rescate de las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza, priorizando el clima y las especies locales.
Existen muchas experiencias exitosas en nuestro país y en todo el mundo, que comprueban la viabilidad de ese nuevo modelo. Incluso en asentamientos de la reforma agraria hay ejemplos de cómo promover la calidad de vida, la justicia social y el desarrollo sustentable.
Para fomentar ese debate y exigir medidas concretas por parte del poder público se creó, en abril del 2011, la Campaña Permanente contra los Agrotóxicos y por la Vida. Participan en ella cerca de 50 organizaciones, como la Vía Campesina, el Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC), la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (Abrasco) y la Federación de Trabajadores de la Rama Química de la CUT de São Paulo (Fetquim).    Esta campaña trata de conquistar una auténtica soberanía alimentaria, para que el Brasil deje de ser un mero exportador de commodities (generando grandes beneficios para una minoría e inmensos daños para toda la población), y convertirse en un territorio en que la producción de alimentos se realice con dignidad social y en forma saludable.
La otra opción es seguir engañándonos con los falsos costos de los alimentos, envenenando nuestra tierra, reduciendo la biodiversidad, promoviendo la concentración de la riqueza, la socialización de los perjuicios y la creación de  hospitales especializados en el tratamiento del cáncer, tal como sucede en Unaí (MG), donde se multiplican los casos de esa gravísima enfermedad debido al cultivo tóxico del frijol

domingo, 21 de abril de 2013

HIDROVÍA  PARANÁ  PARAGUAY-
Trabajo domiciliario – 3er. año


       1.       PAÍSES QUE LA INTEGRAN Y ALCANCES DEL TRATADO?
                 Mapa de la Hidrovía
2.       PUERTOS QUE MARCAN EL INICIO Y FINAL DE LA MISMA?
3.       CARACTERÍSTICAS DE LAS EMBARCACIONES QUE SE UTILIZAN?
4.       COMPARAR COSTOS DE TRANSPORTE Y CONSIDERAR OTROS ASPECTOS COMO EL TIEMPO?
5.       IMPORTANCIA PARA URUGUAY?  Y PARA LOS DEMÁS PAÍSES?
6.     PROBLEMAS AMBIENTALES QUE PODRÍAN DETERMINAR LAS OBRAS EN LA HIDROVÍA